Jesús Ignacio Simón es ingeniero agrónomo, fundador y director de la empresa Gaia de asesoría integral ambiental en México. Productor de abonos orgánicos, hongos entomopatógenos, bacterias benéficas, biofertilizantes y caldos minerales. Productor de complejos minerales naturales (harina de rocas). Ignacio asesora a productores orgánicos de frutales y hortalizas y es promotor de cursos nacionales e internacionales de capacitación en agricultura orgánica. Co-fundador de la Asociación Mexicana de Productores, Formuladores y Distribuidores de Insumos Orgánicos, Biológicos y Ecológicos A.C. (AMPFYDIOBE, A.C.) y Presidente del Consejo de Orgánicos de Michoacán, A.C. Ha participado como conferenciante y formador en diversos eventos a nivel nacional e internacional (Cuba, EUA, Suiza, Colombia, el Salvador, Chile, España y Australia).
Jairo Restrepo Rivera nació en Colombia, brasileño por adopción, ingeniero agrónomo de profesión, estudió en la Universidad de Pelotas en Río Grande, sur de Brasil. Desde hace años recorre el mundo esbozando sus teorías sobre lo que él ha dado en llamar agricultura orgánica, la que contrapone a la economía industrial, porque según él explica ha sembrado el hambre en el mundo. Está radicado en Cali, Colombia, y desde allí recorre también el cono sur de América. No hay país sudamericano en donde no haya estado. Se reúne con campesinos, pero de esos campesinos que verdaderamente labran la tierra. Asesora ministerios, da charlas en las universidades y se declara enemigo acérrimo de los agrotóxicos. Habla de la trofobiosis (existencia de la vida a través del alimento), de la necesaria remineralización de los suelos a través de harinas de rocas, del poder regenerativo de los suelos de la microbiología procedente de la mierda de vaca y del mantillo de bosque para restituir la fertilidad de estos. Es precursor de la utilización de la cromatografía como herramienta para saber el equilibrio entre microbiología, minerales y materia orgánica de los suelos.
También es un buen conocedor de como la Luna influye en todos los procesos biológicos de los seres vivos.
Ana Maria Primavesi (Sankt Georgen ob Judenburg, Estiria, 1920) es una ingeniera agrónoma brasileña nacida en Austria, responsable de avances en el campo de estudio de las ciencias del suelo en general, y especialmente sobre el manejo ecológico del suelo. Es reconocida como una de las importantes investigadoras de la agroecología y de la agricultura orgánica. Estudió en la Facultad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida de la Universidad de Viena, donde conoció y se enamoró del Dr. Artur von Primavesi, de origen alemán. Se casaron en 1946 y en 1949 migraron a Brasil. Pionera en la preservación del suelo y en recuperación de áreas degradadas, abordando el manejo de suelos de manera integrada con el ambiente. Sus pesquisas apuntan a una agricultura que privilegie la actividad biológica del suelo con altos contenidos de materia orgánica, evitando la labranza, y sustituyendo el uso de insumos químicos por la aplicación de técnicas como el abono verde, control biológico de plagas, entre otros. La comprensión de la tierra como un organismo vivo y con diferentes niveles de interacción con la planta fue una de las contribuciones de Primavesi a la agronomía.
William A. Albrecht (1888-1974) Médico y edafólo estadounidense que dedicó toda su vida a estudiar como afectan las carencias nutricionales de minerales en los seres vivos y como estas derivan en enfermedades. Desarrolló el método para balancear los nutrientes minerales del suelo, llamado “el suelo ideal”, en la estación agricola experimental de la universidad de Missouri, en Columbia, entre los 1920’s y los 1960’s.
Cho Han Kyu fue un investigador de Corea del Sur, precursor de la agricultura natural en Asia. Nos habla de la importancia de mantener los suelos vivos mediante la aplicación de cultivos microbianos de microbiología autóctona de cada lugar, y la utilización óptima de los recursos naturales sin uso de productos químicos de síntesis. Defendió el empoderamiento de los pequeños agricultures y campesinos dándoles armas como “la tecnología natural” para que sean libres para lograr más y mejores cosechas y preservar el principal tesoro de los seres vivos, que es el suelo fértil. Su hijo Youngsang Cho ha seguido con su legado y promueve la agricultura natural enseñando a los agricultores/as a fabricar sus insumos a muy bajo costo, con el método Jadam.
Masanobu Fukuoka estudió microbiología y trabajó en un laboratorio como inspector agrícola de aduanas. Pronto dejó este trabajo y volvió a su casa natal (en una pequeña aldea de la isla de Shikoku en Japón) para dedicarse a cultivar las tierras familiares (0,6 ha de arroz y 6 ha de mandarinos). Allí desarrolló un método de agricultura natural cuyo objetivo era invertir la inercia degenerativa de los suelos de la agricultura moderna. Este tipo de agricultura no necesita de maquinaria, ni productos químicos y muy poco deshervado (aprendió a controlar la hiervas mediante una cubierta vegetal permanente de trébol blanco y un acolchado de paja de trigo y de centeno). No se labra el suelo ni se utiliza compost. La diferencia fundamental de esta agricultura es que se practica cooperando con la naturaleza, en lugar de tratar de “mejorarla” mediante su conquista.